En un país en donde la percepción de inseguridad a veces contradice la realidad, la información empieza a ser una herramienta clave para explicar qué está pasando realmente. En esa línea, un dato del reciente informe del Ministerio de Seguridad Pública es que los homicidios en Chile disminuyen por tercer año consecutivo.
No es una caída aislada, sino que se trata de una tendencia sostenida desde mediados del 2022 cuando se alcanzó un récord en cantidad de víctimas. Hoy los números cuentan otra historia, y hay que detenerse a mirarla para ver qué se hizo, a qué rubros desafiantes se enfrentó y por qué este es el tipo de delito en el que se posa la mirada cuando se habla de seguridad ciudadana.
Una baja significativa en homicidios consumados
Según el Informe Nacional de Víctimas de Homicidios Consumados (2025), durante el primer semestre de este año se contabilizaron 511 víctimas de homicidio consumado, es decir, 74 menos que en el mismo período de 2024, donde se registraron 585. Esto representa una reducción del 13,8 % en la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes, pasando de 2,9 a 2,5.
Este descenso se suma a las bajas registradas en los años anteriores, marcando así el tercer año consecutivo de disminución. En comparación con el punto más crítico —el primer semestre de 2022—, la reducción total ha sido de 149 víctimas menos, lo que equivale a una disminución del 24,2 %.
Estas cifras no solo indican una mejora, sino que consolidan una tendencia positiva, especialmente si se considera que el número de homicidios actuales también es más bajo que el registrado en 2020.
Chile registra baja en homicidios - Ministerio de Seguridad Pública
Una mirada a las víctimas: quiénes son y dónde ocurre la violencia
Uno de los datos más alentadores del informe es la disminución de homicidios entre personas de 0 a 18 años. En 2024, hubo 37 menores de edad víctimas de este delito; en 2025, esa cifra bajó a 22. Es decir, 15 niños, niñas y adolescentes menos murieron como consecuencia de la violencia homicida, lo que representa una baja del 40,5 %.
En cuanto a los contextos en que ocurren estos crímenes, la vía pública sigue siendo el principal escenario: más del 55 % de los homicidios suceden en espacios abiertos o transitados. Las armas de fuego siguen siendo el mecanismo más común (45,8 % de los casos), seguidas por armas corto-punzantes (37,6 %).
Estos elementos refuerzan una idea clara: la violencia letal en Chile tiene componentes públicos y visibles, y requiere estrategias de intervención que incluyan mayor control de armas, patrullajes y rediseño urbano preventivo.
¿Qué explica esta mejora?
Si bien no se puede atribuir a una causa única, el informe resalta los efectos de entre otras cosas una mejor coordinación interinstitucional a través del Observatorio de Homicidios que articula a distintas entidades del Estado: desde Carabineros, PDI y Fiscalía hasta organismos como el Registro Civil y el Servicio Médico Legal.
Este trabajo conjunto los ha llevado a compartir datos confiables y unificados, que posibilitan tomar decisiones informadas. Al mismo tiempo, el aumento en la trazabilidad del delito también ha contribuido a la identificación de patrones, hotspots y modalidades específicas utilizadas por grupos criminales, lo que permite un mejor contraataque.
También ha influido el aumento de estrategias de prevención focalizada, intervenciones barriales y políticas de control de armas ilegales.
Pero no hay que bajar la guardia
Desde el Ministerio han sido enfáticos en que los buenos resultados no deben generar complacencia. Todavía hay regiones del país donde la violencia homicida no se reduce al mismo ritmo y los delitos vinculados con bandas criminales o narcotráfico continúan siendo una amenaza permanente.
También es bueno tener en cuenta que si bien el homicidio es el delito más grave y a la vez el más fácil de contar, no concentra toda la sensación de inseguridad que tiene el ciudadano ni engloba la totalidad de delitos violentos que se sufren cada día. Por eso, es fundamental seguir invirtiendo en prevención, control territorial, presencia policial efectiva y programas sociales que fortalezcan el tejido comunitario.
¿Qué rol juega la tecnología en la seguridad?
Desde Clickhouse, creemos que la tecnología —bien implementada— puede ser una aliada estratégica en esta tendencia positiva. Si bien ningún sistema reemplaza al trabajo humano, las cámaras de seguridad, alarmas inteligentes, monitoreo en tiempo real y otras soluciones tecnológicas permiten:
- Disuadir delitos antes de que ocurran.
- Recoger evidencia útil para investigaciones.
- Apoyar la labor de vigilancia policial.
- Proteger a comunidades, familias y negocios de manera preventiva.
En el caso de homicidios, las cámaras instaladas en la vía pública o en sectores residenciales han sido clave en múltiples investigaciones. Y aunque no evitan por sí solas este tipo de crímenes, sí ayudan a acelerar el esclarecimiento y a reducir la impunidad.
Conclusión: avanzar con cautela y compromiso
La baja en homicidios en Chile durante 2025 es, sin duda, una noticia positiva. Refleja que el trabajo coordinado, el uso de datos y la inversión en seguridad pública dan frutos. Pero no es momento de relajarse: la violencia letal, aunque en retroceso, sigue presente, y el desafío de garantizar seguridad real y percibida para todos los habitantes del país está lejos de resolverse por completo.
En ese escenario, las medidas comunitarias, la prevención del delito, el uso responsable de la tecnología y la colaboración entre instituciones y ciudadanía son las claves para construir un entorno más seguro.
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Tu seguridad y la de tu comunidad también puede comenzar con una buena decisión tecnológica.