Salir a pasear con tu perro es uno de los momentos más gratificantes del día: poder verle correr libremente, o asomarse al jardín, o incluso simplemente olfatear con curiosidad el aire nos llena de felicidad. Pero tras ese apacible escenario también hay amenazas que no se ven: la calle, los parques comunales, las plazas y demás espacios públicos que comparten miles de animales, pueden ser un criadero de enfermedades peligrosas no sólo para tu mascota, sino para toda la familia. En Chile, los cambios bruscos del clima, la fauna urbana, los animales callejeros y, en algunos lugares, la falta de un adecuado control sanitario hacen que perros y gatos estén en contacto con virus, bacterias, parásitos y hongos que, de no ser detectados o prevenidos a tiempo, pueden acarrear graves, y hasta fatales, consecuencias para la salud de ellos.
Vamos a analizar detenidamente en qué consisten las enfermedades más frecuentes y peligrosas que pueden contraer perros y gatos si permanecen en la calle y cómo detectarlas, qué precauciones debemos tomar y cómo proteger a toda la familia.
Parvovirus canino: el enemigo silencioso de los cachorros
Esta enfermedad viral es de las más mortales para los perros, en especial para los cachorros que no están completamente vacunados. El parvovirus es muy resistente, puede mantenerse meses en el ambiente, en el suelo, en arena de parque, en superficies contaminadas, en bebederos e inclusive en objetos que hayan estado en contacto con heces de perros enfermos.
La transmisión ocurre principalmente cuando el perro entra en contacto con excremento infectado o lame alguna superficie contaminada. También puede “traerlo” indirectamente a través de los zapatos, objetos o áreas que otros perros hayan contaminado.
Los signos clínicos se manifiestan de forma súbita, vomita varias veces, diarrea con sangre, fiebre, decaimiento, muy deshidratado. En cuestión de días puede llegar a ser fatal sin tratamiento. En Chile se informan decenas o centenas de casos al año, sobre todo en perros que no tienen el esquema completo de vacunación o que fueron expuestos en zonas de alta circulación, plazas o barrios donde hay perros callejeros.
Básicamente la mejor prevención es cumplir al pie de la letra con el calendario de vacunación (primera dosis para cachorros, refuerzos anuales de las vacunas necesarias), no dejar que tu cachorro sin protección etiquete animales desconocidos, no dejar que explore en zonas donde pueda haber heces de otros perros y no dejar que huela ni lama ningún objeto que pueda estar contaminado. También es importante tener limpias el área de juegos, el patio o jardín donde juegue su animal.
Moquillo canino (distemper): una amenaza silenciosa
Otro virus altamente contagioso y mortal es el moquillo canino. Esta enfermedad se propaga por vía aérea, a través de gotas expulsadas cuando un perro enfermo tose o estornuda, o por contacto directo con secreciones de un perro infectado. Afecta principalmente al sistema respiratorio, digestivo y nervioso.
Los primeros síntomas son tos seca, fiebre, secreción nasal y ocular, pérdida de apetito. Luego se agrava: puede provocar diarrea, vómitos, neumonía, convulsiones, parálisis, daño neurológico permanente. No tiene cura específica; el tratamiento es de soporte, y muchos perros que sobreviven quedan con secuelas neurológicas de por vida (temblores, tics, ataxia).
Aunque en Chile la vacunación antimoquillo es relativamente accesible, aún hay perros callejeros o sin control que portan este virus, lo que representa un riesgo para mascotas que podrían no estar completamente protegidas. Por eso es esencial comenzar la inmunización desde los primeros meses de edad (a partir de los dos meses) y aplicar los refuerzos recomendados. Evitar el contacto con perros desconocidos o errantes también reduce el riesgo.
Leptospirosis: un peligro que trasciende a los humanos
A diferencia de las dos anteriores, la leptospirosis es una enfermedad bacteriana que puede transmitirse de animales a humanos (zoonosis). Es causada por bacterias del género Leptospira, presentes en la orina de ratas, animales infectados o aguas contaminadas.
Los perros que beben agua estancada, charcos, ríos o caminan por zonas húmedas donde haya roedores pueden infectarse. Los síntomas en los perros incluyen fiebre, vómitos, apatía, ictericia (piel o mucosas amarillas), daño renal y hepático, y en casos graves, hemorragias. En humanos la enfermedad también puede ser grave.
En regiones lluviosas o con mucho barro —como ciertas zonas del sur de Chile— la leptospirosis tiene mayor prevalencia, especialmente en invierno cuando hay más charcos, acumulación de agua y mayor actividad de roedores. Para prevenirlo, se aconseja: vacunar anualmente, evitar que el perro juegue en charcos, ríos o zonas donde puedan haber roedores, mantener buena higiene en patios y alrededores, y no permitir que el perro ingiera agua libremente durante el paseo sin supervisión.
Rabia: una enfermedad mortal, controlada, pero no erradicada
Aunque Chile ha realizado campañas exitosas de vacunación antirrábica y muchos veterinarios consideran que la enfermedad está prácticamente controlada en perros urbanos, el riesgo sigue existiendo —especialmente por el contacto con murciélagos u otros animales silvestres que pueden portar el virus.
La rabia es una enfermedad viral que ataca el sistema nervioso central y es letal una vez que aparecen los síntomas clínicos. Basta con un solo rasguño o mordedura de un animal infectado para que se produzca la transmisión. En mascotas, los signos pueden incluir cambios de comportamiento, agresividad, salivación excesiva, parálisis, convulsiones. En humanos, la enfermedad también es mortal si no se trata inmediatamente tras la exposición.
La vacunación antirrábica es obligatoria en todo el territorio chileno y debe mantenerse al día. Si tu mascota ha tenido contacto con un murciélago o animal sospechoso, o ha sido mordida por otro animal, acude de inmediato al veterinario y al centro de salud. Aunque el riesgo sea bajo en zonas urbanas, no se puede descartar, y la prevención es el único camino seguro.
Sarna y hongos: enemigos de la piel
Las enfermedades de la piel, aunque no siempre tan mortales como las anteriores, sí son extremadamente contagiosas, dolorosas para nuestros animales, y pueden representar un problema sanitario importante.
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Sarna: producida por ácaros microscópicos que se alojan en la piel y provocan picazón intensa, pérdida de pelo, heridas, costras. La sarna sarcóptica es altamente contagiosa, incluso para los humanos, y muchos perros callejeros o animales abandonados la portan sin tratamiento.
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Hongos (tiña, por ejemplo Microsporum canis): producen lesiones circulares con caída de pelo, piel enrojecida, escamosa. Los gatos y perros que entran en contacto con animales infectados, o bien con superficies contaminadas, pueden infectarse fácilmente.
Parques, plazas, zonas donde hay animales abandonados, son focos de contagio. -
Para prevenir: baños regulares adecuados, higiene de camas, juguetes, superficies; evitar que la mascota se relacione sin control con animales desconocidos o heridos; y acudir al veterinario si notas picazón excesiva, zonas sin pelo, costras. La buena alimentación y el sistema inmunológico fuerte ayudan a que el animal pueda resistir mejor estos problemas cutáneos.
Enfermedades específicas de gatos: Toxoplasmosis y otras
En el mundo felino también hay amenazas importantes que surgen del contacto con el exterior.
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Toxoplasmosis: causada por el parásito Toxoplasma gondii, cuyas formas reproductivas se encuentran en las heces de gatos infectados. Cuando un gato sale a la calle, caza aves o roedores, o se expone al suelo contaminado, puede infectarse. La mayoría de los gatos no muestra síntomas evidentes, pero la enfermedad puede transmitirse a humanos, especialmente a personas inmunodeprimidas o mujeres embarazadas, y causar complicaciones serias.
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Leucemia felina (FeLV): esta enfermedad viral ataca el sistema inmunológico del gato y puede debilitarlo gravemente.
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Inmunodeficiencia felina (FIV): es un virus similar al VIH humano, que afecta las defensas del gato, lo que lo hace más susceptible a otras infecciones.
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Panleucopenia felina: enfermedad viral muy contagiosa que provoca fiebre, vómitos, diarrea severa, y puede ser mortal.
Lo que todas estas patologías tienen en común es el contacto con otros gatos no vacunados, enfermos o de la calle.
Por eso, para proteger a un gato que sale al exterior (o incluso si vive solo dentro de casa pero tiene algún contacto), lo ideal es mantenerlo dentro del hogar, aplicar las vacunas correspondientes, esterilizarlo y supervisar su acceso al exterior. Reducir al mínimo su exposición a animales desconocidos es clave.
Parásitos internos y externos: los “invitados” indeseados
Cuando hablamos de paseos, parques y zonas al aire libre, también debemos considerar los parásitos: pulgas, garrapatas, lombrices, giardias… Aunque muchos dueños los consideran “simple molestia”, pueden provocar enfermedades graves tanto en las mascotas como en las personas.
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Pulgas: pueden transmitir tenias intestinales y, si la mascota es pequeña o débil, provocar anemia.
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Garrapatas: vectores de enfermedades como Ehrlichiosis o Babesiosis, que atacan la sangre, los glóbulos rojos, pueden provocar fiebre, letargia, incluso muerte si no se trata.
- Parásitos internos: lombrices, anquilostomas, giardias… Pueden infectar a través del agua, las heces, el suelo contaminado. Pueden afectar la digestión, causar diarrea, vómitos, pérdida de peso, debilidad. Algunos pueden transmitirse a humanos, con especial riesgo para niños pequeños.
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Para mantenerlos bajo control: es fundamental el uso regular de antiparasitarios externos (pulgas, garrapatas) e internos (vermífugos) con la frecuencia que indique el veterinario. Además, realizar controles veterinarios, examinar heces y residuos, evitar que la mascota coma o lama objetos desconocidos en la calle, y mantener buena higiene en el entorno (camas, juguetes, patios).
Medidas de seguridad y prevención: el mejor escudo para tu mascota
Mantener a tu perro o gato sano implica tomar una serie de acciones preventivas que parecen simples, pero que marcan una gran diferencia. Aquí te dejo un resumen claro de lo que puedes hacer:
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Vacunación al día: sigue rigurosamente el calendario que te indica tu veterinario. Esto incluye las vacunas básicas para perros, antirrábica, moquillo, parvovirus, y para gatos las vacunas correspondientes a FeLV, FIV, panleucopenia, etc.
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Desparasitación regular: tanto interna como externa. Consulta con el veterinario la frecuencia según la edad, estilo de vida y zona geográfica de la mascota.
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Evita paseos sin supervisión: no permitas que tu mascota deambule libremente por la calle sin control. Si sale a parques o plazas, asegúrate de que el lugar está limpio, que no olfatee restos de heces u orina de otros animales, que no esté jugando con perros desconocidos sin control.
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Higiene constante: lava regularmente comederos, bebederos, camas, juguetes, correas, arneses. Si la mascota acaba de jugar fuera, revisa sus patas, pelo, orejas, si tiene heridas, garrapatas o pulgas.
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Visitas al veterinario: aunque tu mascota parezca sana, haz al menos dos chequeos al año. Esto permite detectar de forma temprana cualquier signo de enfermedad o parásito.
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Buena alimentación: una dieta adecuada ayuda a que el sistema inmunológico funcione bien. Mascotas con buena nutrición resisten mejor los ataques de virus, bacterias y parásitos.
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Evita el contacto con animales callejeros: aunque parezcan amigables o inofensivos, los perros o gatos de la calle pueden ser portadores de virus, bacterias o parásitos sin mostrar síntomas. Impide el contacto directo, que tu mascota lame o juegue con ellos.
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Control del entorno: si tienes patio o jardín, mantenlo limpio, sin acumulación de agua estancada, sin restos de comida o desechos, y revisa que no haya roedores. Si hay charcos u orina de ratas es una vía de contagio para ciertas enfermedades bacterianas.
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Supervisión responsable: al sacar a tu mascota, evita zonas con alta presencia de animales abandonados, escombros, residuos. Revisa antes que pueda tener contacto indebido con objetos desconocidos, heces de otros animales, agua estancada, barro que pueda estar contaminado.
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Control del acceso al exterior en los felinos: si tienes gato y decides dejarlo salir, asegúrate de que esté vacunado, esterilizado, y preferiblemente bajo supervisión. Reducir el rango de exploración disminuye significativamente los riesgos.
¿Por qué es tan importante prevenir?
Porque la calle, con todos sus estímulos, también es un entorno cargado de amenazas invisibles. Las enfermedades antes mencionadas pueden aparecer de forma súbita, muchas veces sin aviso, porque la mascota parece estar bien hasta que el cuadro se agrava. Actuar cuando ya hay síntomas puede significar tratamientos prolongados, caros, con riesgos graves y hasta la pérdida de la mascota. Pero, por sobre todas las cosas: algunos de estos problemas pueden afectar también a humanos; son zoonosis como la leptospirosis o la toxoplasmosis que ponen en riesgo la salud de toda la familia.
En Chile, donde las condiciones climáticas, de fauna urbana y de control sanitario son muy diferentes entre zonas urbanas y rurales, la prevención cobra aún mayor importancia.
No basta con “esperar que no le pase nada”. Es responsabilidad del dueño tomar medidas para proteger al animal y al entorno familiar.
Tu mascota depende de ti
La salud de tu perro o gato está en gran parte en tus manos: en tu compromiso, en tu atención, en tu responsabilidad. Dejarlo salir a la calle sin control, sin protección, sin vacunas o sin prevención es exponerlo a enfermedades que se pueden evitar con mucha facilidad. Sí, la calle es un mundo de estímulos, aventura y aire abierto. Ver correr a tu perro, o pasear a tu gato es algo maravilloso. Pero es también un mundo de riesgos invisibles. Virus, bacterias, parásitos, hongos, todos pueden estar al acecho.
Vacunar, desparasitar, mantener ambientes limpios, evitar el contacto con otros animales, supervisar los paseos, garantizar buena alimentación y atención veterinaria periódica, no son ideas “saladas de frutas”, son el mínimo indispensable para que tu mascota tenga una vida larga, feliz y saludable. Y en ese momento no sólo estás cuidando a tu animal sino también a ti, a tu familia y a quienes viven con él. Así que la próxima vez que salgas a caminar, no sólo piensa en la alegría de ese instante: también piensa en la seguridad. Porque cuidar su salud es, en última instancia, cuidar a toda la familia.